martes, 24 de enero de 2012

Grappa Nonino, agua de vida

La grappa es un aguardiente de orujo procedente de las regiones alpinas y prealpinas de Italia. La primera mención de la grappa se encuentra en un testamento de 1451, en pleno Renacimiento, en el que un tal Enrico lega la fórmula de un acquavita que llama Grape, palabra que seguramente viene de Graspa, que significa en italiano uva exprimida. Para hacer grappas (y todo tipo de orujos) se utilizan los restos del prensado de la uva que no se utilizan para la elaboración del vino. Estos restos, tras un período breve de fermentación se destilan mediante dos métodos que influyen en la calidad de la grappa. El método discontinuo es el tradicional, se hace en alambiques de poca capacidad y por lotes. Es el que da los mejores resultados pero su producción es limitada. El método discontinuo ignora el alambique y se aplica en torres de destilación con una producción mucho mayor. La grappa debe pasar al menos doce meses en reposo, de los cuales seis tiene que estar en barricas de madera. Si esa madera es de roble tomará un color ambarino, si es de fresno, lo más común, será incolora.
La grappa es un aguardiente fino, de sabor suave, excelente epílogo de una buena cena. Lo suyo es tomarla en la copa tradicional con forma de tulipán, propia de la grappa, como tiene la suya el coñac o el fino.
En el Gallinero tenemos una de las mejores grappas de Italia: Nonino. Fundada en 1897 por Orazio Nonino en la región de Friuli, la destilería Nonino es una de las más famosas de Italia, sin dejar de ser un negocio familiar y artesanal. Siempre han primado la calidad frente a la cantidad, apostando por un sistema continuo, inspirado en los que se usan para el coñac en Francia. La característica botella de Nonino es una garantía del sabor equilibrado y aromático de una auténtica grappa y la conclusión limpia en boca, digestiva y "espiritual" tras una copiosa comida. 

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